2025, un año para recordar
Hay años que pasan rápido y otros que se quedan suspendidos en la memoria, como un globo flotando a primera hora de la mañana. Podemos decir que el 2025 ha sido, sin duda, uno de esos años que se recuerdan. Un año de cielos compartidos, de silencios emocionados a mil metros de altura y de muchas historias que comenzaron —o se transformaron— en un vuelo en globo.
Desde los primeros amaneceres en Segovia, nuestra casa y punto de partida, hasta los paisajes verdes y místicos de la Ribeira Sacra en Galicia, pasando por la fuerza histórica de Toledo, este año Globos Boreal ha volado más alto que nunca. No solo en kilómetros recorridos, sino en emociones vividas.
Segovia: donde todo empieza
Segovia es el escenario principal de muchos de nuestros vuelos. Ver cómo el sol despierta el Alcázar, cómo la niebla se retira lentamente de los campos y cómo los pasajeros guardan silencio durante los primeros minutos de vuelo, sigue siendo uno de esos momentos inolvidables.
En 2025, cientos de personas han vivido su primer vuelo en globo en Segovia con nosotros. Algunos llegaban con nervio; otros, con curiosidad. Pero lo que sí es cierto es que todos aterrizaban con la misma sensación: la de haber vivido algo especial. Porque volar en globo no es solo volar; es parar el tiempo, mirar de otra manera y dejarse llevar.
Galicia, Toledo, Valladolid, León: otros cielos que hemos surcado
La Ribeira Sacra nos recibió en verano con sus ríos serpenteantes, sus viñedos imposibles y una calma difícil de describir. Volar allí fue casi un ejercicio de contemplación: naturaleza en estado puro, silencio profundo y una conexión muy especial con el entorno.
Toledo, por su parte, nos regaló vuelos cargados de historia. Sobrevolar una ciudad que ha sido cruce de culturas, observar su trazado desde el aire y escuchar las reacciones de los pasajeros al reconocer monumentos desde el cielo fue, para todo el equipo, profundamente emocionante.
Valladolid, León, Zaragoza…tuvimos la oportunidad también de surcar sus cielos. Cada lugar nos ha enseñado algo nuevo y ha reforzado una idea que nos acompaña desde el inicio: no hay dos vuelos iguales, porque no hay dos paisajes ni dos personas iguales.

Festivales: el globo como espectáculo compartido
2025 también ha sido un año para celebrar la aerostación como evento y encuentro. Parte del equipo de Globos Boreal tuvo el privilegio de participar en varios festivales de globos, entre ellos el Festival de Globos de Ibiza, en su primera edición. Otro festival importante fue el de Guadix, seguido del de Segovia, todo un clásico, y por último Valladolid. Nuestro piloto Daniel Tarno participó, un año más, en el Campeonato de España en Haro (La Rioja). Un acontecimiento muy especial, cargado de ilusión, donde el globo dejó de ser solo una experiencia individual para convertirse en un espectáculo colectivo.
Compartir cielo con otros pilotos y sentir la emoción del público fue una vivencia inolvidable que refuerza nuestro vínculo con la comunidad aerostática y con la difusión de este deporte tan único.
Pasajeros de aquí y de lejos
2025 ha sido también un año de encuentros. Han volado con Globos Boreal pasajeros de toda España, pero también viajeros internacionales que incluían el vuelo en globo como parte de su experiencia turística en nuestro país. Personas que quizá no compartían idioma, pero sí la misma ilusión por volar.
Ver cómo alguien que ha cruzado medio mundo elige volar con nosotros es una enorme responsabilidad… y un orgullo. Cada vuelo se convierte en una carta de presentación de nuestros paisajes y de nuestra forma de entender la experiencia: cercana, cuidada y profundamente humana.
Empresas, celebraciones y vuelos cautivos
Este año ha estado marcado por vuelos de empresa y grupos grandes, donde el globo se convirtió en un espacio diferente para conectar. Sin pantallas, sin jerarquías, sin prisas. Solo personas compartiendo algo fuera de lo común.
Y, por supuesto, 2025 nos ha regalado momentos irrepetibles: pedidas de mano en pleno vuelo, aniversarios, celebraciones íntimas y vuelos privados pensados al detalle. Instantes en los que el mundo parecía reducirse a una pregunta, una mirada o un “sí” pronunciado en el aire.
Además, hemos realizado numerosos vuelos cautivos en distintos puntos del país, acercando el mundo del globo a todo tipo de públicos. Murcia, La Rioja, Madrid o Sevilla han sido algunos de los escenarios donde personas de todas las edades pudieron sentir, aunque fuera por unos minutos, la magia de elevarse del suelo y mirar el entorno desde otra perspectiva.
Mirando atrás… y hacia arriba
Si algo define este 2025 es la gratitud. Por cada pasajero que confió en Globos Boreal. Por cada amanecer despejado. Por cada aterrizaje suave. Por cada historia que se quedó con nosotros al plegar el globo.
Volamos globos, sí. Pero, sobre todo, acompañamos momentos importantes en la vida de las personas. Y eso no se mide en horas de vuelo, sino en recuerdos.
Cerramos este año con el corazón lleno y la mirada puesta en el cielo, listos para seguir volando, soñando y compartiendo. Porque si algo nos ha enseñado 2025 es que los mejores recuerdos, a veces, empiezan flotando.